El modelo de negocio tradicional (fiscal-laboral-contable) está agotado, La asesoría/Gestoría tradicional se ha limitado a cumplir con las obligaciones fiscales laborales y contable de sus clientes en tiempo y forma, sin más valor que este. El empresario le pedía a su asesor que redujera la factura impositiva a final de año y este atendía a esa necesidad con profesionalidad.
Esto es debido a que en los buenos tiempos, el principal indicador económico de la PYME era la “dimensión del bolsillo”, éste ya no vale, si queremos sobrevivir, necesitamos interpretar, planificar y reaccionar ante todos los factores clave de la gestión de la empresa.
La PYME está perdida, ha estado creciendo con cifras de dos dígitos aprovechando la financiación que le ofrecía el banco y a costa de reducir márgenes, ahora la cifra de negocio se ha caído el banco ya no coge el teléfono y no se genera caja suficiente para atender al banco, proveedores……
La PYME necesita profesionalizarse urgentemente, tener información al día para la toma de decisiones. La PYME llegaba a su asesor con una bolsa llena de papeles, o un Excel, o un fichero que obtenía de su programa de facturación, el asesor volvía a procesar, duplicando el proceso, para poder llegar a tiempo a presentar el IVA.
Con esta operativa la tesorería siempre estaba desactualizada por lo que imposible sacar conclusiones de nada.
Esto sin entrar en que queremos gestionar el futuro con las herramientas del pasado.
Aparecen nuevos referentes que aún dañan más la salud de estos asesores, asesorías lowcost, empresas de software que ahora prestan servicios, los bancos se meten en el negocio, y el perfil del asesor, como es el de un buen fiscalista que ha ido creciendo por su buen hacer, pero que no sabe de gestión empresarial, está igual de perdido que sus clientes.
La PYME necesita buscar nuevas alternativas de externalización que le ayuden a mejorar la gestión de su empresa además de solucionarles sus obligaciones fiscales laborales y contables.