En estos momentos de dificultad, una de las principales preocupaciones de la PYME, es la de recortar gastos para hacer sostenible la actividad empresarial.
Muchas veces lo primero que se plantean son recortes drásticos. Hay que tratar este asunto con una visión general de las partidas de gasto que son prescindibles, sin afectar tampoco a la calidad de los productos.
Aprendamos a diferenciar claramente una política de costes de una política de gastos. Las políticas de gastos son muy peligrosas porque uno empieza a quitar y a quitar y cuando se quiere dar cuenta, se ha quedado sin nada, se ha cargado su propuesta de valor, y el corazón de su actividad.
Mucho cuidado también con las reducciones de precios, estás también en muchas ocasiones nos arrastran al pozo con nuestro cliente.
“vender a precios bajos es peor que no vender”
El problema de la falta de liquidez, originado por la imposibilidad de cobrar al cliente, hay que trabajarlo optimizando todo el ciclo de vida de cobro , desde la fijación de condiciones, hasta que el cobro es efectivo, pasando por todas las etapas intermedias que afectan al cash-flow, incluyendo la gestión de riesgos.
La morosidad impacta directamente en la última línea de la cuenta de resultados y de tesorería, la mayoría de las PYMES están obsesionadas por la cifra de ventas y se olvida de que una subida de 3 puntos de morosidad puede ser tan importante como una caída de 15 puntos de ventas.
Además de revisar la cifra de ventas mensualmente, es imprescindible contar un una metodología para analizar y controlar la morosidad.
¿A quién vender para garantizarme el cobro?
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Organización y control de todo el proceso